Saturday, May 10, 2008

Clarice Lispector

Es de una intensidad feroz. Duele. Me hace volver a los 19 años cuando leí sobre los que se organizaron para conseguir un entierro digno de sus cadáveres, ese movimento dos (de los) sin ataúd. He olvidado el nombre del movimiento (se llamaban Ligas...?), pero de eso se trataba: ahorrar dinero, contribuir dinero, como en los primeros sindicatos, no para vivir mejor sino para morir mejor. El movimento era igual del sertão si no me equivoco.

Casi cada frase de ella alberga una realidad profunda, con ramificaciones a la sociedad en que vivimos, aquí en nuestro barrio, nuestro pueblo, nuestro trabajo, nuestra nación, y allá donde vive ella, la protagonista de "A hora da estrela".

Duele la conciencia, el saber de que la vida de ella, de la protagonista, es real. Yo pago las cuentas de la luz, el gas y el teléfono y ella compra una rosa de su sueldo miserable.

Pienso al comienzo de mi carrera profesional que nunca he visto como una carrera sino como un camino, en que fui empujado e inspirado por el enterarme de las vidas de gente humilde, la vida de ella, la protagonista de "A hora da estrela". Ella no se atreva a disfrutar de la vida porque teme que de princesa cambiara en reptil.

Veo también a la autora, Clarice Lispector. Todavía no sé nada de ella, pero casi pudiera hacer lo mismo que ella hace con su protagonista: contar su vida con pequeninas observações, con saltos en el aire, para aterrizar en esa placenta de la vida que nos alimenta.

3 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Sí Giovanni, Clarice duele y la nordestina aún más. En realidad, la hora de la muerte es una liberación para muchas personas. Lo de morir mejor me lleva no a un ataúd sino al transito de la vida para poder comprender la muerte. Existen, desgraciadamente, demasiadas personas en la tierra que preferirían estar muertas.
Yo amé a Macabéa, a esa ‘chica que no tenía’
Un abrazo

3:13 AM  
Blogger Isabel Mercadé said...

La has definido muy bien, Giovanni. Ésta es la última novela publicada en vida de Clarice. En su tiempo, algunos criticaron la poca atención que, decían, prestaba a la cuestión social. No sólo esta novela lo desmiente, sino que todas las demás, aparentemente tan íntimas, son un continuo cuestionamiento de cómo nos acercamos al otro. ¿Hay algo más social que eso?
¡Qué precisa "la placenta"! Sí, hasta esas grutas conseguía desplazarse Clarice.
Besos

4:52 AM  
Blogger Mertxe said...

Bel, me parece muy acertado lo que dices del intimismo que puede parecer un tanto autista y que, sin embargo, no es sino un esfuerzo por entender el mundo desde un yo en absoluto encerrado, y sí concentrado en su propia esencia. De adentro afuera se ven mejor las cosas, a mí me funciona. Hay que buscarse y escucharse para lograr sacar algo en limpio de toda esa barahúnda exterior.

Gracias, Giovanni.

3:08 AM  

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